La obesidad es una enfermedad crónica, de naturaleza compleja y que depende de la interacción de múltiples factores. En la actualidad alcanza las proporciones de una epidemia y representa un serio problema de salud pública.1

Las consecuencias de la obesidad no solo se limitan al aspecto físico, sino también al psicológico y social, con una repercusión importante en la esperanza y calidad de vida.2

Hoy en día la obesidad se ha convertido en uno de los desafíos más relevantes por su alarmante crecimiento durante las últimas tres décadas tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, con un mayor impacto en estos últimos.2

El sedentarismo como factor determinante en el desarrollo de la obesidad

 

En nuestro país, cerca de tres de cada cinco personas de 18 años o más no realiza ningún deporte o ejercicio físico en su tiempo libre, es decir, llevan un estilo de vida sedentario. Por lo general, la inactividad física se debe a un factor de riesgo, o varios, relacionados con el estilo de vida, como la falta de tiempo, al cansancio por el trabajo, por problemas de salud o falta de ganas.1

 

El comportamiento sedentario es el tiempo en el que una persona realiza actividades que demandan una cantidad de energía extremadamente baja mientras se encuentra despierta. Se trata de actividades físicas inclusive menores a lo que se considera “ligero”, como estar sentado o acostado platicando, trabajando en una computadora, comiendo o viendo una película.3

En ese sentido, la actividad física es una poderosa arma contra la obesidad y varias enfermedades que se asocian a ella (como la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial), e inclusive se considera como la “mejor compra” para la salud, ya que, en principio, todo el mundo la puede llevar a cabo, no es costosa y sus beneficios sobre la salud son vastos.3

 ¿Qué tan grave es el problema de la obesidad en México y el mundo?

En México, cada vez hay más personas con obesidad, independientemente de donde viven o cuál es su nivel socioeconómico. Tan solo durante el periodo entre 2000 y 2018, en nuestro país aumentó 42% la cantidad de personas con obesidad, según la Encuesta Nacional de Nutrición. Además, esta misma encuesta reveló que las mujeres con estatura baja tienen mayor riesgo de presentar obesidad en comparación con aquellas de talla más alta y, en general, las mujeres también tienen más riesgo en comparación con los hombres.4

Otro dato alarmante es que la obesidad está afectando cada vez más a niños y niñas entre los cinco y 11 años de edad. En México este problema afecta a 36% de esta población, lo que representa cerca de 4 millones de menores.1

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que, como consecuencia del sobrepeso y la obesidad, durante los siguientes 30 años la vida promedio de las y los mexicanos se reducirá 4.2 años.1

En el mundo, la situación no es muy diferente a lo que se vive en México, pues se calcula que este problema ha aumentado en las últimas tres décadas afectando a uno de cada tres adultos.4 Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2016, 650 millones de adultos y más de 124 millones de niños y adolescentes tenían obesidad, y la tendencia es que las cifras continúen en aumento,2 sobre todo en niños menores de cinco años.5

 

 ¿Qué está haciendo la OMS al respecto?

La OMS se ha planteado seis nuevos compromisos para acelerar el progreso en sus objetivos de nutrición contra la obesidad para 2025, los cuales consisten en:6

  • Ampliar las iniciativas para prevenir y controlar el sobrepeso u obesidad.
  • Intensificar las actividades para crear entornos alimentarios que promuevan dietas seguras y saludables.
  • Apoyar a los países en la lucha contra la desnutrición aguda.
  • Acelerar las acciones para reducir la anemia.
  • Ampliar la promoción y el apoyo a la lactancia materna de calidad.
  • Fortalecer los sistemas de datos nutricionales, el uso de datos y la capacidad.

 

En el ámbito mundial, la OMS se ha propuesto la meta específica de combatir de forma más activa el sobrepeso infantil, debido a que la proporción de niños afectados en el mundo por este problema también ha mostrado una tendencia al alza. En ese sentido, se espera que estas acciones no permitan un aumento de casos de obesidad infantil mayor al 11% en 2025.5

La OMS también impulsó una “Cumbre sobre Nutrición para el Crecimiento”, durante la cual se ha planteado de la necesidad de acelerar estas acciones para poner frenos a la malnutrición y las dietas que no benefician a la salud.6